Es una tarta muy suave, delicada y muy refrescante, que tomamos a menudo en Portugal.
Ingredientes
Para un molde desmontable de 25 centímetros de diámetro:
* 500 mililitros de nata muy fría.
* 180 gramos de leche condensada a temperatura ambiente.
* 6 hojas de gelatina neutra, cada una de 1,66 gramos.
* 10 galletas María.
Modo de preparación
1. Remojar la gelatina mínimo 5 minutos, como indica el envase.
2. En un cazo calentar, a fuego medio, 50 mililitros de agua y echar la gelatina blanda y escurrida hasta que esté totalmente disuelta y apartar del fuego.
3. Añadir la leche condensada poco a poco, batiendo, para homogeneizar.
La cantidad de leche condensada es al gusto, se puede añadir un total de 200 gramos. En este caso le puse menos, pues nos gusta menos dulce.
4. Dejar entibiar.
5. Montar la nata y añadirle poco a poco la mezcla de leche condensada con gelatina, procurando no baje demasiado la nata montada.
6. Echar esta mezcla en el molde y meter en la nevera mínimo 3 horas, para que cuaje.
7. Triturar las galletas maría hasta conseguir pulverizarlas.
8. Sacar la tarta de la nevera, desmoldar con cuidado no romperla.
9. Con un colador tamizar encima de la tarta las galletas molidas.
Se puede consumir al cabo del rato, cuando no esté demasiado fría.
Debe quedar una tarta espumosa, ligera y muy suave.
Es una tarta típica del sur de Portugal, donde la hemos comido muchísimas veces, y gracias a Uchi, la tía de mi cuñada, que me dio la receta, hemos disfrutado de esta tarta tan rica.
Por debajo de la fuente de cristal coloqué un centro blanco de bordado Richelieu en batista fina, que bordé hace años . Es una técnica de calados y distintos puntos de realce en motivos, que realmente me relaja y apasiona. Ésta es mi pasión. ¡De ahí que se vea tan bonita la tarta!.